Declaración

El equilibrio lo es todo.
Vivo en una búsqueda constante de la aproximación a la plenitud, a la unión del cielo y la tierra. Cuando ambos se juntan en la línea del horizonte, llego a mi centro: a un estado de conciencia donde conecto conmigo misma.

Mi fascinación por la belleza me lleva a apreciar desde lo más simple a lo más exuberante.
Vivo con pasión y me entrego profundamente a mis sentimientos. Me considero fuerte en mis creencias y leal a mi misma. Creo en la sabiduría de la naturaleza, en las personas y su potencial, con las que creo vínculos y comparto valores incondicionales.

Me siento libre dialogando con el arte.
Hablo de temas universales, inherentes al ser humano como el sentido de la vida. Soy una buscadora de verdades absolutas que me permitan encajar el puzzle y llegar a una sola verdad. Obtengo respuestas sutiles o con fuerza, siempre cargadas de emoción.

La obra es cotidiana y visceral.
Cada día un descubrimiento, una anécdota o un sentimiento que sale de lo más profundo de mí recorre todo el cuerpo hasta el papel. Soy pura expresión, curiosa e inquieta.

Trabajo de forma autobiográfica y espontánea.
Es un juego de ida y vuelta, donde voy dibujando con una intención y la obra me responde con su propio mensaje. Así el proceso creativo se vuelve lúdico y revelador.

Mi lenguaje es el dibujo abstracto sobre papel o lienzo.
Utilizo en una misma obra el óleo, acrílico, pastel-óleo, lápiz o carboncillo, dejando huella matérica de los mismos. Los trazos son movimientos sueltos y rápidos, logrando dar salida a mí misma, al reflejo transparente de pensamientos, sentimientos y estados de ánimo.

Es una obra poética con un guiño al hedonismo, donde lo diario se torna bello, donde existe un halo abierto al romanticismo. Una obra donde sobre todo encuentro espacio para jugar.